Causas
Después de la rebelion en los años 66-73 d. C., las autoridades romanas tomaron medidas para aplastar todo intento de rebelión en Judea. Se modificó su situación política. En lugar de un prefecto se nombró un pretor como gobernador, y se estableció en las ruinas de Jerusalén la sede de una legión romana completa, la Legio X Fretensis.
La dirección política y religiosa del pueblo judío quedó en manos del Sanedrín, con sede inicial en Yavne, que fue cambiando de ciudad por razones de seguridad.
Las causas directas de la rebelión varían según la fuente. El historiador romano Dión Casio (155- 229) atribuye la revuelta a la decisión de Adriano de fundar en el lugar de Jerusalén una ciudad romana llamada Aelia Capitolina (Aelia por su propio nombre y Capitolina en honor al dios romano Júpiter). Por otro lado, las fuentes judías, si bien reconocen como cierta esta resolución, asignan mayor prioridad a los decretos dictados por Adriano que prohibían el Brit Milá (circuncisión), el respeto del sábado y las leyes de pureza en la familia.
La intención de Adriano era "civilizar" e incorporar a los judíos a la cultura greco-romana. Para la visión helenista, la circuncisión era una mutilación.
La tradición judía relata en el Midrásh Tanjuma un encuentro entre Rabí Akiva y el gobernador Turnus Rufus, donde este le solicita la explicación sobre la circunsición.
Una legión adicional, la Legio VI Ferrata, se trasladó a la provincia para mantener el orden, y los trabajos comenzaron en el año 131 luego que el Gobernador de Judea, Turnus Rufus realizara la ceremonia de fundación de Aelia Capitolina. Una moneda romana con la inscripción Aelia Capitolina fue acuñada en el año 132 d. C.
La rebelión
El Taná Rabí Akiva, que sin ser nombrado nasi dirigía el Sanedrín, convenció a los demás miembros que apoyaran la inminente rebelión y declararan al comandante elegido, Simón bar Kojba, como el Mesías, de acuerdo con el versículo bíblico de Números 24:17: "Descenderá una estrella de Jacob" ("Bar Kojba" significa "hijo de la estrella" en arameo).
Los líderes judíos planearon cuidadosamente la segunda rebelión para evitar los numerosos errores que se habían cometido en la primera. En el año 132 d. C. la rebelión dirigida por Bar Kojba rápidamente se expandió desde Modiim a través de todo el país, derrotando a la X legión romana con base en Jerusalén y destruyendo a la XXII Legión Romana que había acudido desde Egipto.
Un Estado soberano judío se restauró en los siguientes dos años y medio. La administración pública estaba encabezada por Simón bar Kojba, que tomó el título de "Nasí" (Príncipe o Presidente de Israel). Se anunció la «Era de la redención de Israel», se realizaron contratos y se emitieron monedas de cobre y plata en gran cantidad con la correspondiente inscripción.
Rabi Akiva presidía el Sanedrín. Se celebraban los servicios religiosos y se reanudaron los korbanot (sacrificios rituales de animales u otras ofrendas). Se presume que se intentó restaurar el Templo de Jerusalén, pero no hay pruebas fehacientes de ello.
Reacción romana
La rebelión tomó a Roma por sorpresa. Adriano llamó a su General Sexto Julio Severo de Britania y convocó múltiples legiones, hasta del Danubio. El tamaño del ejército romano era mucho mayor que el de Tito, sesenta años antes. Las pérdidas romanas fueron muy grandes, entre ellas una legión completa, la Legio XXII Deiotariana. Fueron tan grandes que el informe de Adriano al Senado romano no incluía el habitual saludo "Yo y las legiones estamos bien".
A los tres años de que se iniciara la rebelión, las luchas culminaron brutalmente en el verano del año 135 d. C. Después de perder Jerusalén, Bar Kojba y los restos de su ejército se retiraron a la fortaleza de Betar, que fue sitiada y tomada. El Talmud de Jerusalén relata que el número de muertos fue enorme. También relata que durante diecisiete años no se permitió enterrar a los cadáveres de Betar.
Resultados de la rebelión
Según Dión Casio, murieron cerca de 580 000 judíos. Asimismo, 50 ciudades fortificadas y 985 aldeas fueron arrasadas. Adriano intentó destruir de raíz la identidad judía, que había sido la causa de las continuas rebeliones. Prohibió la Torá, el calendario judío y mandó ejecutar a numerosos estudiosos y eruditos. Los rollos sagrados fueron quemados en una ceremonia en el Monte del Templo.
En el lugar del templo, instaló dos estatuas, una del dios romano Júpiter y otra de él mismo. Administrativamente eliminó la provincia romana de Judea fusionándola con otras regiones en la provincia de Syria Palæstina, tomando el nombre de los filisteos, antiguos enemigos de los judíos, y fundó la ciudad de Aelia Capitolina en el sitio de Jerusalén, prohibiendo a los judíos que entraran en ella. Actualmente existen restos del cardo de la fase romana en la Ciudad Vieja de Jerusalén.
Importancia histórica
Los historiadores modernos atribuyen a la Rebelión de Bar Kojba una importancia histórica decisiva. La destrucción masiva y las pérdidas de vidas ocasionadas por la rebelión hace que se considere el inicio de la diáspora judía en esta fecha. A diferencia de la primera Guerra Romano-Judía, la mayoría de la población judía fue asesinada, esclavizada o exiliada, y la religión judía prohibida. Luego de la rebelión, el centro de la vida religiosa pasó a Babilonia. Recién en el siglo IV Constantino I el Grande permitió a los judíos entrar en Jerusalén para lamentar su derrota una vez al año el 9 de Av en el Muro occidental.
En
los tiempos modernos, la Rebelión de Bar Kojba se convirtió en un
símbolo de la resistencia nacional. El movimiento juvenil sionista Beitar toma su nombre de la fortaleza, y el fundador del Estado moderno judío, David Ben-Gurión, originalmente llamado David Grün, tomó su nombre hebreo de uno de los generales de Bar Kojba.
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