lunes, 17 de mayo de 2021

POESIAS DE AMOR A NICOLE

Amor eterno (Gustavo Adolfo Bécquer) Podrá nublarse el sol eternamente; Podrá secarse en un instante el mar; Podrá romperse el eje de la Tierra Como un débil cristal. ¡Todo sucederá! Podrá la muerte Cubrirme con su fúnebre crespón; Pero jamás en mí podrá apagarse La llama de tu amor. Puedo escribir los versos más tristes está noche… (Pablo Neruda) Puedo escribir los versos más tristes esta noche. Escribir, por ejemplo: «La noche está estrellada, y tiritan, azules, los astros, a lo lejos.» El viento de la noche gira en el cielo y canta. Puedo escribir los versos más tristes esta noche. Yo la quise, y a veces ella también me quiso. En las noches como esta la tuve entre mis brazos. La besé tantas veces bajo el cielo infinito. Ella me quiso, a veces yo también la quería. Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos. Puedo escribir los versos más tristes esta noche. Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido. Oir la noche inmensa, más inmensa sin ella. Y el verso cae al alma como al pasto el rocío. Qué importa que mi amor no pudiera guardarla. La noche esta estrellada y ella no está conmigo. Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos. Mi alma no se contenta con haberla perdido. Como para acercarla mi mirada la busca. Mi corazón la busca, y ella no está conmigo. La misma noche que hace blanquear los mismos árboles. Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos. Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise. Mi voz buscaba el viento para tocar su oído. De otro. Será de otro. Como antes de mis besos. Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos. Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero. Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido. Porque en noches como esta la tuve entre mis brazos, mi alma no se contenta con haberla perdido. Aunque este sea el ultimo dolor que ella me causa, y estos sean los últimos versos que yo le escribo. Si me quieres, quiéreme entera (Dulce María Loynaz) Si me quieres, quiéreme entera, no por zonas de luz o sombra… Si me quieres, quiéreme negra y blanca, y gris, verde, y rubia, y morena… Quiéreme día, quiéreme noche… ¡Y madrugada en la ventana abierta!… Si me quieres, no me recortes: ¡Quiéreme toda… O no me quieras! Te quiero a las diez de la mañana (Jaime Sabines) Te quiero a las diez de la mañana, y a las once, y a las doce del día. Te quiero con toda mi alma y con todo mi cuerpo, a veces, en las tardes de lluvia. Pero a las dos de la tarde, o a las tres, cuando me pongo a pensar en nosotros dos, y tú piensas en la comida o en el trabajo diario, o en las diversiones que no tienes, me pongo a odiarte sordamente, con la mitad del odio que guardo para mí. Luego vuelvo a quererte, cuando nos acostamos y siento que estás hecha para mí, que de algún modo me lo dicen tu rodilla y tu vientre, que mis manos me convencen de ello, y que no hay otro lugar en donde yo me venga, a donde yo vaya, mejor que tu cuerpo. Tu vienes toda entera a mi encuentro, y los dos desaparecemos un instante, nos metemos en la boca de Dios, hasta que yo te digo que tengo hambre o sueño. Todos los días te quiero y te odio irremediablemente. Y hay días también, hay horas, en que no te conozco, en que me eres ajena como la mujer de otro, Me preocupan los hombres, me preocupo yo, me distraen mis penas. Es probable que no piense en ti durante mucho tiempo. Ya ves ¿Quién podría quererte menos que yo amor mío? Corazón coraza (Mario Benedetti) Porque te tengo y no porque te pienso porque la noche está de ojos abiertos porque la noche pasa y digo amor porque has venido a recoger tu imagen y eres mejor que todas tus imágenes porque eres linda desde el pie hasta el alma porque eres buena desde el alma a mí porque te escondes dulce en el orgullo pequeña y dulce corazón coraza porque eres mía porque no eres mía porque te miro y muero y peor que muero si no te miro amor si no te miro porque tú siempre existes dondequiera pero existes mejor donde te quiero porque tu boca es sangre y tienes frío tengo que amarte amor tengo que amarte aunque esta herida duela como dos aunque te busque y no te encuentre y aunque la noche pase y yo te tenga y no. Tus manos son mi caricia, mis acordes cotidianos, te quiero porque tus manos trabajan por la justicia. Si te quiero es porque sos mi amor, mi cómplice y todo y en la calle, codo a codo, somos mucho más que dos. Tus ojos son mi conjuro contra la mala jornada, te quiero por tu mirada que mira y siembra futuro. Tu boca que es tuya y mía, tu boca no se equivoca, te quiero porque tu boca sabe gritar rebeldía. Si te quiero es porque sos mi amor, mi cómplice y todo y en la calle, codo a codo somos mucho más que dos. Y por tu rostro sincero y tu paso vagabundo y tu llanto por el mundo, porque sos pueblo te quiero. Y porque amor no es aureola, ni cándida moraleja y porque somos pareja que sabe que no está sola. Te quiero en mi paraíso, es decir que en mi país la gente viva feliz aunque no tenga permiso. Si te quiero es porque sos mi amor, mi cómplice y todo y en la calle, codo a codo, somos mucho más que dos. Cuerpo de mujer (Pablo Neruda) Uno de los grandes poetas en nuestro idioma, con uno de los grandes poemas para una chica nunca antes escritos. Dedica «Cuerpo de mujer» a esa chica que te mueve el piso. Cuerpo de mujer, blancas colinas, muslos blancos, te pareces al mundo en tu actitud de entrega. Mi cuerpo de labriego salvaje te socava y hace saltar el hijo del fondo de la tierra. Fui solo como un túnel. De mí huían los pájaros y en mí la noche entraba su invasión poderosa. Para sobrevivirme te forjé como un arma, como una flecha en mi arco, como una piedra en mi honda. Pero cae la hora de la venganza, y te amo. Cuerpo de piel, de musgo, de leche ávida y firme. Ah los vasos del pecho! Ah los ojos de ausencia! Ah las rosas del pubis! Ah tu voz lenta y triste! Cuerpo de mujer mía, persistiré en tu gracia. Mi sed, mi ansia sin límite, mi camino indeciso! Oscuros cauces donde la sed eterna sigue, y la fatiga sigue, y el dolor infinito. Cuando en la noche (Adolfo Bécquer) No haya nada más hermoso y que llene más de paz a un hombre que ver dormir a su chica. «Cuando en la noche» es uno de esos poemas para una chica que no puedes dejar de leer, y si tienes la suerte de estar acompañado, recordar lo bello que es vivir en pareja. Cuando en la noche te envuelven las alas de tul del sueño y tus tendidas pestañas semejan arcos de ébano, por escuchar los latidos de tu corazón inquieto y reclinar tu dormida cabeza sobre mi pecho, ¡diera, alma mía, cuanto poseo, la luz, el aire y el pensamiento! Cuando se clavan tus ojos en un invisible objeto y tus labios ilumina de una sonrisa el reflejo, por leer sobre tu frente el callado pensamiento que pasa como la nube del mar sobre el ancho espejo, ¡diera, alma mía, cuanto deseo, la fama, el oro, la gloria, el genio! Cuando enmudece tu lengua y se apresura tu aliento, y tus mejillas se encienden y entornas tus ojos negros, por ver entre sus pestañas brillar con húmedo fuego la ardiente chispa que brota del volcán de los deseos, diera, alma mía, por cuanto espero, la fe, el espíritu, la tierra, el cielo. En tus ojos, el mundo ajusta su hora (Nizar Qabanni) El poeta sirio Nizar Qabanni definitivamente encontró el amor. En esta hermosa declaración a su chica, recorre cada uno de los momentos de su vida antes de ella. ¿Has sentido algo así? Es uno de nuestros favoritos por su pasión, por ello lo hemos incluido en nuestra selección de poemas para una chica. Antes de que fueras mi amada había más calendarios para contar el tiempo: los hindúes, los chinos, los persas y los egipcios tenían sus calendarios. Después de ser mi amada, la gente comenzó a decir: el año mil antes de sus ojos y el siglo décimo después de sus ojos. En tu amor alcancé el grado de evaporación, el agua del mar se tornó mayor que el mar, la lágrima del ojo mayor que el ojo y la superficie de la herida mayor que la de la carne. No puedo quererte más aún ni estar más unido a ti. Mis labios no bastan para cubrir los tuyos, mis brazos no bastan para ceñir tu cintura y las palabras que conozco son muchas menos que los lunares que adornan tu cuerpo. Amor (Pablo Neruda) Neruda, Neruda, el atormentado Neruda, fue sin duda uno de los autores que más poemas para una chica escribió. Eterno enamorado, este chile se desvive de amor en esta pieza por su amada. Mujer, yo hubiera sido tu hijo, por beberte la leche de los senos como de un manantial, por mirarte y sentirte a mi lado y tenerte en la risa de oro y la voz de cristal. Por sentirte en mis venas como Dios en los ríos y adorarte en los tristes huesos de polvo y cal, porque tu ser pasara sin pena al lado mío y saliera en la estrofa -limpio de todo mal-. Cómo sabría amarte, mujer, cómo sabría amarte, amarte como nadie supo jamás! Morir y todavía amarte más. Y todavía amarte más y más. Tú eres mío, tú eres mía (Rubén Darío) Niña hermosa que me humillas Con tus ojos grandes, bellos: Son para ellos, son para ellos Estas suaves redondillas. Son dos soles, son dos llamas, Son la luz del claro día; Con su fuego, niña mía, Los corazones inflamas. Y autores contemporáneos Dicen que hay ojos que prenden Ciertos chispazos que encienden Pistolas que rompen cráneos. Carta de Simón Bolívar a Manuelita Sáenz El amor entre Simón Bolívar y la ecuatoriana Manuelita Sáenz fue prohibido. Ella era casada, él viudo. Su amor durante las guerras de independencia fue secreto. Tiempo después de la muerte de ella, se encontraron algunos documentos y cartas que no fueron destruidas. En ellas hay algunos de los más apasionados poemas para una chica. Manuela bella, Manuela mía, hoy mismo dejo todo y voy, cual centella que traspasa el universo, a encontrarme con la más dulce y tierna mujercita que colma mis pasiones con el ansia infinita de gozarte aquí y ahora, sin que importen las distancias. ¿Cómo lo sientes, ah? ¿Verdad que también estoy loco por ti?… Tú me nombras y me tienes al instante. Pues sepa usted mi amiga, que estoy en este momento cantando la música y tarareando el sonido que tú escuchas. Pienso en tus ojos, tu cabello, en el aroma de tu cuerpo y la tersura de tu piel y empaco inmediatamente, como Marco Antonio fue hacia Cleopatra. Sin ti (Anónimo) Demuéstrale lo que es la vida sin ella con este poema de autor anónimo «Sin ti». Lo terrible al despertar de no tenerte a mi lado es saber que he de esperar hasta que ocurra el milagro. Que se haga la luz en mi cuarto y no vivir desesperado por tener tu rostro aquí, por sentirte entre mis manos. Siempre he querido vivir sin estar amenazado por causa del desamor, de un dolor, desconsolado… Que es vivir sin tu presencia que es latir sin tus cuidados el castigo más tremendo, de sentirse enamorado. Fragmento Poema 12 (Pablo Neruda) Entrégale tu alma y corazón a esa chica. Poema 12, está casi al tope de nuestro conteo de poemas para enamorar a una chica por su sencillez y exquisita belleza. Para mi corazón basta tu pecho, para tu libertad bastan mis alas. Desde mi boca llegará hasta el cielo lo que estaba dormido sobre tu alma. Camina bella (Lord Byron) El inglés Lord Byron dedicó estos versos a una bella chica, de mejillas suaves y ojos de luz tierna. Dedica «Camina bella» a esa mujer especial y estarás reviviendo uno de los poemas para una chica más leídos del mundo. Camina bella, como la noche De climas despejados y cielos estrellados; Y todo lo mejor de la oscuridad y de la luz Se reune en su aspecto y en sus ojos: Enriquecida así por esa tierna luz Que el cielo niega al vulgar día. Una sombra de más, un rayo de menos, Habría mermado la gracia sin nombre Que se agita en cada trenza de negro brillo, O ilumina suavemente su rostro; Donde pensamientos serenamente dulces expresan Cuán pura, cuán adorable es su morada. Y en esa mejilla, y sobre esa frente, Son tan suaves, tan tranquilas, y a la vez elocuentes, Las sonrisas que vencen, los tintes que brillan, Y hablan de días vividos en bondad, Una mente en paz con todo, ¡Un corazón cuyo amor es inocente! Adoro las tormentas (Anónimo) Un poema anónimo de extraordinaria belleza, pero plagado de amor verdadero. Envíale a esa chica de tus sueños estos versos y garantiza que esa tormenta de su amor te abrace para siempre. Ahora sé porque me gustan las tormentas. TU eres tormenta. Veo tus destellos a lo lejos. Resuena tu risa. Te acercas, te huelo… Me empapas, me refrescas. Me envuelve la humedad de tus besos. Abro la boca y me llenas con la descarga de tu agua. Me riegas de vida. Adoro las tormentas. Te adoro. Fragmento de la escena del balcón Romeo y Julieta (William Shalespeare) ¿Qué chica no ha suspirado por Romeo de William Shakespeare? Conviértete en ese Romeo moderno y remonta el balcón de su corazón con este escrito, que cierra nuestro conteo de poemas para enamorar a un chica. Con ligeras alas de amor franquee estos muros, pues no hay cerca de piedra capaz de atajar el amor; y lo que el amor puede hacer, aquello el amor se atreve a intentar. No soy piloto; sin embargo, aunque te hallaras tan lejos como la más extensa ribera que baña el más lejano mar, me aventuraría por mercancía semejante. te amo nicole