Un aquilifer era en la Antigua Roma un signifer de rango senior del ejército romano, un suboficial que portaba el águila del estandarte de las legiones. Su nombre deriva de aquila, que en latín significa águila, animal que se convirtió en símbolo universal de las legiones a partir del año 104 a. C. Antes de que el águila se impusiera como el emblema predominante de las legiones romanas, el lobo, el jabalí, el toro y el caballo ocuparon su lugar. El águila se convirtió en la posesión más importante de la legión, y su pérdida suponía el deshonor y la deshonra.
El emblema del águila estaba compuesto por un ejemplar de este animal labrado en metal cuyas alas rodeaban una corona de laurel y que se montaba sobre una estrecha base trapezoidal.